martes, 30 de agosto de 2011

Historia de María

La menopausia ya era algo difícil de llevar, pero cuando comencé a tener pérdidas de orina de forma repentina, la situación se convirtió en una pesadilla…
A los veinte años, tras el nacimiento de mi primer hijo, me percaté de que a veces tenía pérdidas cuando estornudaba. Me hice un absorbente improvisado con papel higiénico e intenté no pensar en ello hasta que volvió a pasar.
Había oído que el parto podía causar incontinencia urinaria. Los músculos se ensanchan y se debilitan, pero se pueden volver a entrenar para que recuperen toda su fuerza. Al mismo tiempo, empecé la rutina de orinar y dejar de orinar reiteradamente, e hice ejercicios de contracción interna. Durante unos meses llevé toallas femeninas normales y las cambiaba unas cuatro veces al día. Era caro, pero finalmente recuperé el control.
Cuando apareció la menopausia treinta años más tarde, el ‘problema’ volvió a repetirse. Esta vez no servían mis soluciones caseras ni incluso las toallas femeninas bastaban.
Intenté beber menos líquido, pero me encontraba deshidratada y con dolores de cabeza. Cuando comencé a tener miedo de poder sufrir algún episodio de pérdidas, dejé de visitar a mis amigos los fines de semana y de salir a cenar, y empecé a sentirme aislada. Tenía que llevar a todas partes mudas de ropa interior, toallitas, compresas y desodorante para mí y para la ropa, y me vestía siempre con prendas anchas y oscuras. Tenía la sensación de que me iba de campamento en lugar de irme a comer con mis amigos.
Después de 35 años de matrimonio, ¡incluso empecé a dormir sola! Finalmente fui a ver a mi médico.
Me explicó el modo en que la menopausia puede implicar incontinencia urinaria, pero que existen absorbentes especializados diseñados para evitar escapes e impedir el olor de la orina. La primera vez que los compré era muy escéptica, ya que las toallas femeninas no habían funcionando y estos nuevos productos eran muy pequeños. Pero realmente sí que funcionan y me siento mucho más segura.
Evidentemente preferiría no tener que usar protección para las pérdidas de orina, pero al menos ahora ya no tengo que volver a preocuparme por que la situación resulte embarazosa
Intenté beber menos líquido, pero me encontraba deshidratada y con dolores de cabeza. Dejé de hacer viajes a cualquier lugar que implicara más de diez minutos de traslado y empecé a sentirme aislada.

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