viernes, 17 de febrero de 2012

Consejos para una vida saludable (segunda parte)

Se muy moderado en las cantidades: Nuestro organismo funciona mejor cuando comemos “bien y poco”. Está demostrado que se vive más y mejor comiendo pocas cantidades. Hay que huir de ser “avaricioso” a la hora de comer.

Es muy recomendable “comer despacio” y “masticar pausadamente” evitando “engullir” la comida: Saborea cada bocado.

Procura consumir poca sal y condimentos: Los condimentos deben ser “invitados discretos” y no protagonistas.

Consume pan en poca cantidad: Alterna el consumo de pan blanco y pan de semillas. El pan por sí solo no debe ser la “estrella” de la comida.

Mucho de lo que llamamos “hambre” o “necesidad” no son más que hábitos que nos perjudican y que desaparecen si nos lo proponemos.

La voluntad se “entrena” como un músculo: Mientras más la ejercemos, más fuerte es y más nos permite hacer lo que debemos. Quien maneja ese “entrenamiento” de la voluntad y la tiene “en forma”, hace lo que quiere.

Es recomendable almorzar y cenar temprano: Establece un periodo de 3-4 horas antes de irte a dormir después de la cena. Te sentirás más ligero al día siguiente.

Ten cuidado con los alimentos “light”: Las calorías que ahorramos con su consumo las sumamos al ingerir más cantidad. A veces no son tan “light” y pueden no contener azúcar, pero sí mucha grasa.

Se “elegante” y “discreto” a la hora de comer y “humilde” y “disciplinado” a la hora de seguir una dieta: Hay que huir de la soberbia habitual del “me lo merezco”, “tengo muchos compromisos” y “soy muy importante” como para estar pendiente de una alimentación equilibrada.

No estés pensando todo el tiempo en lo que vas a comer: Incluso en viajes, vacaciones, celebraciones, fines de semana…, se puede y se debe estar “pendiente” de lo que entra en nuestro organismo. Como hacemos con nuestra casa o nuestro coche, evita que entren cosas que “ensucien” tu salud.

Antiguamente salíamos a cazar. Hoy salimos a comprar: Hay que hacerlo “invirtiendo” bien nuestros recursos. Valorar la composición de los alimentos que se compran y no hacer una “mala o ruinosa inversión”.

Una gran parte de la salud del día a día es el gran y valiosísimo “regalo” que va escondido en una buena alimentación: No es un sorteo, alimentándose bien, el “premio” es seguro.

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