martes, 23 de agosto de 2011

Historia de Carmen

Mi miedo frente a las pérdidas de orina me impedía sobre todo mantener relaciones sexuales. No me sentía atractiva para mi pareja y, es más, me sentía aislada. Estaba bastante decaída. Siempre había pensado que la incontinencia urinaria sólo era un asunto de las personas mayores y no de alguien como yo: una mujer sana y en forma de sólo 35 años.
Tenía miedo de que mi pareja pudiera dejarme y mi autoestima bajó mucho. Comencé incluso a rechazar mis compromisos sociales. Al reírme, siempre tenía pérdidas. También empecé a sentirme acomplejada por aquellas toallas gruesas y enormes que utilizaba a diario.
Al final, me encontraba con el ánimo muy bajo. Decidí enfrentarme a mi situación y contárselo a mi médico, que rápidamente me aclaró muchas cosas. Me sorprendió muchísimo cuando me recomendó los pequeños absorbentes especiales para la orina. Fue un gran alivio el poder hablar con mi médico sobre la incontinencia urinaria. Todo lo que me dijo encajaba perfectamente con mi situación y me ayudó enormemente a darme cuenta de que aún podía disfrutar de la vida.
También me recomendó los ejercicios de los músculos del suelo pélvico que, según me dijo, podrían mejorar mi vida sexual. ‘¿Qué vida sexual?’, recuerdo que pensé. Pero desde entonces he seguido con los ejercicios y ahora puedo decir que sí, ¡el sexo es maravilloso! El aprender a aislar los músculos interiores de la vagina y la vejiga ha aumentado la intensidad de mis orgasmos.
Siempre había pensado que la incontinencia urinaria sólo era un asunto de las personas mayores y no de alguien como yo: una mujer sana y en forma con sólo 35 años.

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